En los últimos tiempos han surgido en nuestro país una serie de movimientos sociales de carácter sectorial y profesional que se autodenominan Mareas. Las mareas oceánicas se mueven impulsadas por fenómenos de la naturaleza, como la fuerza de la gravedad y los períodos de la luna. Ninguna actividad humana puede alterar sus ritmos. En algunas costas, por su especial configuración, incluso son aprovechadas para generar energía eléctrica.
Las corrientes reivindicativas de estos grupos se exteriorizan cíclicamente y no cesarán hasta que alcancen la pleamar. Sobre su nacimiento, podría abrirse un debate entre politólogos y sociólogos, pero pienso que es más interesante acercarnos a sus motivaciones y, sobre todo, analizar su impacto ante unas eventuales y no muy lejanas elecciones.
Hace ya algún tiempo se detectaba en la sociedad española un fuerte rechazo y malestar frente a las políticas de austeridad, impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que culminaron con un verdadero golpe a la Constitución. Ante la impotencia y la indignación, los ciudadanos contemplamos estupefactos cómo se trastocaba su artículo 135, de la noche a la mañana, sin cumplir con ninguna de las previsiones previstas para la modificación del texto constitucional. Se impuso una política de recortes, que siempre caían del lado de los más desfavorecidos. Contemplamos impotentes cómo se desmontaba el Estado social y democrático de derecho.