Sólo un 7,4% de las empresas familiares en España están dirigidas por miembros pertenecientes a la tercera generación
Tan solo un 7,4% de las más de un millón de empresas familiares que hay en España están dirigidas por un miembro perteneciente a la tercera generación, frente al 44,2% de las capitaneadas por un miembro de la segunda, de acuerdo a los últimos datos del Instituto de Empresas Familiares. Y ese descenso del porcentaje indica que es en el tránsito de la segunda a la tercera generación en el que se comienzan a anteponer los intereses de la empresa a los de la familia, así como una tendencia hacia la profesionalización.
Los problemas de continuidad y sucesión dentro de las empresas familiares en España, que representan el 89% del total, empiezan a aparecer en la tercera generación, ya que al frente del grueso de este tipo de compañías se sitúan las primeras y segundas generaciones en un 45,7% y un 44,2% de los casos, respectivamente. Asimismo, las que se encuentran al mando de familiares de la cuarta generación apenas representan un 2,6% del total.
Pues bien, esta brecha entre la segunda y la tercera generación se debe a los problemas derivados de una mala planificación en las sucesiones y a una falta de profesionalización por parte de miembros de la familia en la tercera generación, lo que lleva a un buen número de empresas a apostar por gestores externos.
Las empresas tienen que ser capaces de anteponer los intereses de la compañía a los familiares, pero sin dejar de lado su visión, sus valores y su cultura. Asimismo, este tipo de empresas tienen que perder el miedo a la profesionalización y aceptar que la compañía la dirija un profesional ajeno al árbol genealógico si ningún miembro de la familia está debidamente cualificado para asumir el cargo.